La guerra había terminado, y con ella la vida de muchos. Nunca nadie había imaginado que Amestris llegase a tanto, el reciente conflicto bélico no era comparable ni siquiera a las tragedias de Ishball y Lior juntas. La sed de poder del Führer y su inflaqueable soberbia llevaron al país a levantarse en armas contra sus vecinos, y buscar la conquista de los territorios y la dominación de sus habitantes.
Todos conocían el fuerte potencial militar de la nación, y sin embargo, todos conocían también el final de esta historia. Al cabo de tres años de dura y ardua lucha, los dragones de la bandera verde se vieron en la necesidad de replegarse a sus territorios. Y seis meses más tarde, tras fuertes conflictos políticos y un golpe de estado, el nuevo Führer firmó un tratado de paz con los “vencedores”, lamentando lo ocurrido se comprometió a ayudar en la reconstrucción de ciudades y pueblos vecinos destruidos, además de los propios.
Hacía unos meses la vida en Central y otras ciudades parecía haber vuelto a la normalidad. Los niños volvían a correr sin temor por las calles, jugando alegremente. Las mujeres compraban, regresaban a casa y salían a trabajar sin miedo. Los hombres caminaban ya tranquilamente por las aceras a laborar, sin creer que de pronto el ejército los detendría y enlistaría. Y los mismos militares regresaban a sus “aburridos”, pero seguros trabajos de oficina.
Las cosas eran así, pese al aún constante panorama de desolación en distintos lugares. Y es que los humanos solemos olvidar rápido cuanto mal somos capaces de hacer, por lo que caemos constantemente en los mismos errores. Olvidamos sin pudor a los caídos e ignoramos los sollozos de los heridos. “¿Será que nuestra especie está perdida?”
En el Cementerio Militar de Ciudad Central dos hombres y dos mujeres observaban las muchas lápidas de marfil, puertas de entrada a la última morada de tantos fuertes, gallardos, valerosos, tímidos, alegres, jóvenes y veteranos militares. Todos patriotas que dieron su vida por proteger a sus seres queridos y su tierra natal, todos merecedores del lugar ocupaban ahí.
Riza Hawkeye se acercó a una de las lápidas más destacadas y condecoradas, se agachó, retiró las flores secas y puso un nuevo y hermoso ramo de Rosas rojas.
- Al menos estás junto a él- dijo con una sonrisa triste, y sus ojos casi sin vida se dirigieron a una morada vecina- eras su mejor amigo, cuídalo bien. Tanto como lo hiciste cuando estaban aquí. Protégelo como yo no pude- terminó al colocar unas Camelias en la tumba a la cual hablaba.
Breda observaba la escena dejando caer lagrimones, mientras Farman abrazaba a Shiezka protectoramente. La exbibliotecaria sollozaba en los brazos del peliblanco mientras esperaba el regreso de Riza y el termino de su larga visita al silencioso hogar. Black Hayate miraba triste a su dueña, hacía mucho que no sonreía como antes.
La rubia sintió un húmedo aliento en su mano y luego la lengua de su “cachorro”, se volteó a verlo y descifró en tan solo su mirada y orejas caídas la pregunta que todos sus compañeros tenían en la garganta. Sonrió a forma de respuesta y regresó junto a ellos, se voltearon (los cuatro) hacia las lápidas y se cuadraron a un tiempo frente a ellas.
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Jean Havoc
Muerto en combate
Gran compañero, querido amigo
El cigarro no fue tu verdugo, si no el plomo del enemigo
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Kain Fury
Muerto en combate
Confiable soldado, inigualable amigo
Tu amabilidad estará siempre en nuestros corazones
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Alex Louis Armstrong
Muerto en combate
Amado hijo, hermano y amigo
Tu ternura y lealtad vivirán por siempre
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Maes Hughes
Asesinado en campo (lo mató Envy )
Amado esposo, padre y amigo. Irremplazable jefe y brillante militar
Estas en tu familia como ella está contigo
…y finalmente
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Roy Mustang
Muerto en combate
Prodigio militar, genio alquimista, gran compañero, inigualable general
Amado esposo, padre y amigo
Tus sueños se llegarán a cumplir
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“Los humanos suelen olvidar cuanto daño hacen. Tu soñabas con que no fuera así… nosotros nos encargaremos de recordárselo, y tus hijos volverán para renacer justo como añorabas” Fueron los pensamientos que Riza Hawkeye dedicó a su esposo Roy Mustang, en el ocaso de su primer aniversario de muerte. Ni una lágrima derramaron sus ojos entonces, pues hacía un año que se habían agotado
Desde aquello, la rubia esperaría el regreso de los Elric con esperanza y fortaleza. Los hijos de Roy se lo merecían.
Tema: Full Metal Alchemist FanFic 
Miér Nov 26, 2008 10:50 pm
